Su vida

Buenos Aires, 8/12/1910 - 29/7/1989

Autora de libros de ficción, ensayos literarios, estudios históricos, Fina Warschaver provenía de una familia de inmigrantes ruso-judíos que a comienzos del siglo veinte se habían radicado en el litoral argentino, huyendo de las persecuciones y los pogromos de la Rusia zarista. “Allá, en los orígenes de una aldea llamada Tatarbunar (pueblo de tártaros), busco una explicación de mi propio ser ”, escribirá décadas después en su Diario personal.

Sus padres, José Warschaver, nacido en Nicolaeff, y Berta Scheiner, en Besarabia, ambos territorios de Rusia, se conocen en Rosario y se casan el 12 de febrero de 1910. Se instalan en Buenos Aires, donde nacen sus cuatro hijos: Serafina (1910), Eva Flora (1912), Eduardo (1914) y Raquel (1918). Perito especializado en cereales, el padre trabaja en la Casa Dreyfus y adquiere una holgada posición económica. Eva Flora cursa la carrera de Ciencias Naturales, Eduardo, abogacía y Raquel, traductorado en francés. Eduardo desarrolla una brillante carrera en derecho laboral e internacional. Colabora en la Revista “Qué sucedió en siete días”, cofundada por su cuñado Eduardo Calamaro, publica cuentos en La Nación y Sur, y artículos de derecho internacional en Clarín y otras publicaciones. Flora será una destacada traductora del inglés y Raquel estará al frente del control editorial de Nueva Visión y otras editoriales. Los cuatro hermanos, desde jóvenes, abrazarán las ideas socialistas.

Fina, coincidentemente con sus estudios en el Liceo, aprende piano y canto con Clara Oyuela (1907-2001), soprano argentina reconocida internacionalmente.

En 1930, el trasatlántico Monte Cervantes, construido en Alemania, inicia viajes en Argentina como crucero turístico, con destino a Punta Arenas. En el pasaje se encuentra Fina con su madre Berta y sus hermanos Flora, Raquel y Eduardo. El 22 de enero, el barco encalla a pocos kilómetros de la ciudad fueguina. Los náufragos son evacuados a Ushuaia y el 28 de enero inician el regreso a Buenos Aires a bordo del buque Sarmiento.

Ese año, comienza la carrera de Historia en el Instituto Superior del Profesorado. Recibida en 1935, poco después comienza a colaborar en la revista “Claridad”, editada por Antonio Zamora, fundador de la editorial del mismo nombre y estrechamente vinculado al Grupo Boedo. Allí publica artículos sobre temas históricos. De ahí la sorpresa que expresa Mario Bunge en una carta que le envía cuando publica su primera obra de ficción: “La tenía más como científica que como literara”.

A mediados de los años 30 inicia su militancia política en el ala izquierda del Partido Socialista, nucleada en la revista “Cauce”. Participa activamente en los movimientos feministas, se vincula a Salvadora Medina Onrubia, colabora en el Movimiento Femenino Antiguerrero y más tarde, en la Unión de Mujeres de la Argentina. La condición de la mujer será, años después, uno de los ejes de su producción literaria. “Mamá era un ser raro, de la estirpe de las amazonas. Como mi abuela y mi bisabuela, afectadas por la fatalidad de su destino femenino”, dice Amós, alter ego de Fina y personaje que recorre y enlaza los cuentos de su libro Hombre-Tiempo.

En 1935 conoce a Ernesto Giudici, destacado militante universitario y socialista, co-fundador del Partido Socialista Obrero junto con Benito Marianetti. El 1 de diciembre de 1936 contraen matrimonio. En noviembre de 1937 nace su hija Nora y en 1941 su hijo Alberto. Nora sufre en el parto un estrangulamiento con el cordón umbilical, lo que le causa un daño neurológico irreversible. La discapacidad de su hija marcará en Fina una temática recurrente en su producción; “Mi constante obsesión por el accidente, lo imprevisible y fortuito que, en gran medida, determinan el destino de una vida”.

Por entonces, ambos, Fina y Ernesto, ingresan al Partido Comunista. Trabaja activamente en la Junta de la Victoria, de ayuda a los aliados, mientras orienta sus inquietudes artísticas hacia la literatura.

Tras el golpe de Estado de 1943, Ernesto, miembro del Comité Central del PC, vive en la ilegalidad. El 30 de diciembre de 1944, durante un encuentro en vísperas del Año Nuevo, ambos son detenidos en un cine. Fina permanece hasta el 20 de enero de 1945 en el Asilo San Miguel, donde son recluidas numerosas presas políticas. Por entonces, su hermano Eduardo se encuentra también detenido en la Cárcel de Neuquén junto con cientos de presos políticos, entre ellos prominentes dirigentes del PC: Juan José Real, Víctor Sommi, Carlos Dujovne. Ernesto permanece en la Cárcel de Villa Devoto hasta octubre de 1945. (*)

1947. Inicia su producción literaria con la novela El retorno de la primavera, Editorial Claridad, saludada en su momento por el diario La Prensa como la aparición en las letras del país de un nuevo Roberto Arlt.

Estudia composición musical con Jacobo Fischer. Integrante de la Asociación de Jóvenes Compositores de la Argentina, estrena varias piezas propias para piano y canto a fines de los años 40.

1949. Audición de Música de jóvenes compositores argentinos en la Sociedad Argentina de Estudios Lingüísticos. Composiciones de Marcelo Koc, Werner Wagner, Adolfo Mindlin, Oscar Díaz y Fina Warschaver. Compuestos por ella: Tres preludios para piano.

1949. Publica La Casa Modesa, Editorial Lautaro. Conjunto de relatos ligados por una interdependencia de espacio y tiempo, en los que el abordaje de la alienación de la mujer marca un hito fundamental en la literatura de género en el país. “En La Casa Modesa, el mundo desgarrado de hoy, fragmentado por complejos antagonismos, se revela a través del estudio psicológico de un temperamento”, señala la solapa del libro escrita por la autora. Novedoso en el tema y en la forma, el libro suscita agudas polémicas en el seno del Partido Comunista.

1951. Traduce por primera vez al castellano y prologa Gobernantes del Rocío del escritor haitiano Jacques Roumain (1907-1043). Aunque escrito en francés literario, el texto ofrece numerosas dificultades por el permanente uso del créole, lengua haitiana basada en el francés, con marcado aporte de lenguas del África occidental, como el wolof, algunas lenguas gbe y otras como el fon, ewé, kikongo, yoruba e igbo. “Trasladarlos simplemente al castellano hubiera representado una mutilación” señala Fina en el prólogo, por lo que, en un trabajo de lenguas comparadas busca conservarlos “hallando su equivalente hispanoamericano”. Se cartea con Fernando Ortiz, el más destacado estudioso del folklore afrocubano. Reediciones: Editorial Futuro, 1954; Centro Editor de América Latina, 1971. Primera edición en castellano en Cuba, Casa de las Américas, 1971.

Colabora en “Nueva Gaceta”, publicación cultural que tiene como directores a Roger Plá, Héctor Agosti y Enrique Policastro. Escribe artículos sobre Erskine Cadwell, entre otros, y comentarios de música.

1952. Integra la delegación argentina que asiste al Congreso Mundial de la Paz, celebrado en Viena. A su término, forma parte del grupo que viaja a la Unión Soviética y a la República Popular China -fundada tres años antes-, compuesto entre otros por María Rosa Oliver, Juan Carlos Castagnino y Leónidas Barletta.

De regreso en Buenos Aires, funda junto con Juan Carlos Castagnino la Asociación Argentina de Cultura China. Organiza exposiciones, pronuncia conferencias y edita, como Jefa de redacción, la revista “Cultura China”. Publica el primer ensayo en el país sobre la obra Lu Shin, considerado por ella como el máximo escritor chino del siglo veinte.

1956. Durante el gobierno de facto de la llamada Revolución Libertadora se produce la Operación Cardenal. En dos noches seguidas, cientos de militantes de izquierda son detenidos. La policía allana su vivienda buscando a su esposo. Al no encontrarlo, la llevan detenida y permanece un par de semanas en el penal de Humbeto I, donde se encontraban recluidas, desde septiembre de 1955, numerosas militantes peronistas, entre ellas, la destacada dirigente Delia Parodi.

1956. Publica Cantos de mi domingo, editorial Instituto Amigos del Libro Argentino. Recopilación de poemas escritos a lo largo de una década vinculados al propio yo, a la tierra nativa, a su compromiso político.

1962. Golpe de Estado. Frondizi destituido. Masivas detenciones de intelectuales, periodistas y militantes de izquierda. Ernesto es detenido. Alojado en la ex Cárcel de Mujeres de la calle Riobamba, luego es traslado a la Cárcel de Caseros, al Penal de Santa Rosa (Provincia de la Pampa) y finalmente a la Cárcel de Villa Devoto. Fina impulsa activamente el Movimiento por su libertad. El grupo es presidido por Carlos Astrada y reúne adhesiones de importantes dirigentes políticos, personalidades universitarias y de la cultura. Los Parlamentos de Chile y Uruguay reclaman por su libertad.

1960-70. Colabora en el mensuario “Cuadernos de Cultura”, con artículos sobre Modesto Mussorgsky, Cecilia Marcovich, Raúl González Tuñón, entre otros.

1962. Publica El hilo grabado, Editorial Futuro. En la composición de sus cuentos, insiste en cierto ilogismo que remite a Katherine Mansfield, una escritora por la que siente gran admiración.

1966. Colabora regularmente en “Testigo”, publicación bimensual dirigida por Sigfrido Radaelli. Artículos: Petrus Borel, un romántico surrealista, N° 9, III, 1970; Teatro de la crueldad en el Instituto Di Tella, N° 9, III, 1970; Hojas de hierba, en traducción de Borges, N° 6 XII, 1971; Ser y tiempo en González Tuñón, N° 7, abril 1972; Una epopeya narrada por Martha Lynch, VIII, 1972. Vanguardia literaria y revolución social, N° 9, XII. 1972.

1972. Publica Los que derrocaron a Dorrego, obra teatral por la cual recibe la Mención Especial en el Concurso Argentores-Odol (1972). Inédito.

1974. Publica Hombre-Tiempo. Secuencias de Amós, Ediciones del Botero. Mención Especial de la Secretaría de Cultura de la Nación a la producción literaria del trienio 1972-74.

1977. El cuento “La Pelota” es incluido en 40 cuentos breves argentinos, Siglo XX, Editorial Plus Ultra.

1978. Escribe El dilema acción-pensamiento y la conciencia del escritor. Ensayo sobre Etiquetas a los hombres, de Bernardo Verbitsky, incluido en la publicación bimestral “Dispersión y Unidad”, Jerusalén, N° 24/25, 1978.

En los años ochenta completa un tomo de ensayos, Los hijos del Cielo y de la Tierra, sobre lo demoníaco en el arte, donde rehace trabajos anteriores e incorpora nuevos. Asimismo, un poemario, Color de Siete Días; una petit nouvelle pensada como posible guión cinematográfico, La Alternativa, que arranca en marzo de 1976; varias piezas teatrales; una novela inconclusa y otros trabajos que permanecen inéditos.

1988. El poder de la imaginación. Reflexiones sobre el Mayo francés. “El periodista de Buenos Aires”, N° 192, mayo 1988. Señala el copete: “[...] reflexiona sobre los alcances de la consigna La imaginación al poder y en la perspectiva de dos décadas sugiere invertir los términos”.

El 29 de julio de 1989, muere víctima de un infarto. Sobre su escritorio había numerosos apuntes para un extenso trabajo sobre la Revolución Francesa (era el año del bicentenario); el borrador de una conferencia que debía dar dos días más tarde sobre el escritor correntino Gerardo Pisarello, su amigo entrañable; y el borrador inicial de la carta La mujer violada, enviada unos días antes al diario La Nación.

“Fina Warschaver perteneció a la Argentina invisible, la que trabaja infatigable en la sombra, lejos del escenario, aferrada a la autenticidad y a lo profundo”, había dicho el escritor Raúl Larra, al despedir sus restos en nombre de la Sociedad Argentina de Escritores, el 30 de julio de 1989.



(*) Asilo San Miguel, 14 de enero de 1945
Mi querido, recibí tu carta -tan esperada- del día 8. A mi vez, te había escrito el 6 a la [Sección] Especial, pero supongo que no te habrá llegado. Mientras te escribo oigo a las mujeres que, sentadas en el patio, entonan cantos religiosos mientras nosotras, las presas políticas, organizamos la vida aquí dentro lo mejor posible [...] Tu carta me hizo mucho bien. No es que estuviera deprimida. No. Estoy serena y mi mente trabaja con la misma lucidez de siempre [...] Preparo ahora una introducción a la filosofía para uso de las que no saben siquiera que puede ser un problema de estudio el saber cómo se origina la idea de árbol y que la propia existencia de un árbol debe ser probada. Además leí [a las presas] la introducción de Facundo, tan llena de vida y de savia [...] Aquí me encontré con muchas y buenas amigas [...] Querido, hasta la semana que viene.

30 de enero de 1945
Querido Ernesto: Estoy en libertad, Hoy a la mañana salí del Asilo. Quisiera verte mañana mismo. Para eso pedí la visita especial para mañana. Yo iré mañana miércoles y si no consigo verte iré también el jueves.
Ahora, te confieso que no podría escribirte nada más. Me siento cansada del trajín y la emoción.
Te besa,
Fina




Críticas literarias, comentarios, polémicas

El retorno de la primavera, Editorial Claridad, Buenos Aires, 1947

“Acabo de terminar la lectura de El retorno de la primavera. Acepte la felicitación literaria de un físico, con la seguridad de que al menos es sincera. (...) Con un material corriente –si bien integrado por observaciones y experiencias muy precisas- Ud. ha realizado una obra de arte. En cuando a los méritos le encuentro, entre otros, (...) gran conocimiento de la mujer porteña semiproletaria, ese tipo de conventillo en trance de desaparición, y cuyos sufrimientos nunca empañan el brillo ficticio de la novela convencional, y que a lo sumo sirven de pretexto para malos alegatos. (...) Literatos hay muchos, pero son pocos los que realmente tienen el deber de dedicar su vida a la literatura, como lo tiene Usted”. Mario Bunge, 1948.

“Está lejos de sugerir el título de este libro extraño, la densidad de su contenido, el vigor de su estilo y la novedad de su desarrollo. (...) No hay trama alguna en esta obra formada por una serie de episodios distintos pero que convergen en la modesta plaza del suburbio. Sus personajes no tienen más vínculo entre ellos que su diario sufrir y su diario esperar. Magistralmente se describe allí el descenso de uno de esos seres en el mundo informe de la demencia No nos sorprendería que en sus posibles libros futuros, esta sutil observadora de la vida de los humildes, nos revelara que la obra suspendida por aquel malogrado y atormentado narrador que fue Roberto Arlt, tiene su continuadora en la literatura argentina.” Diario La Prensa, 9.III.1947.

(...) “Con Nueve lunas sobre Neuquén, de Amorín; Tutearse con el peligro, de Yunque; Los Robinsones, del rosarino Roger Plá; y El retorno de la primavera, de Fina Warschaver, iníciase entre nosotros una etapa moderna de la novela realista. F.W. así lo demuestra en su libro: galería de sentidas escenas populares, aparentemente deshilvanadas como el mismo vivir... La plaza es el espejo colosal a través del cual sus personajes contemplan su vacío existir de seres azotados por la tragedia.” Lumbrano Zas, semanario Orientación, marzo de 1947.

(...) “Como un minucioso documental, espontáneamente se piensa en Yoris Ivens.” Emilio Novas, en la revista Expresión, 1947.

La Casa Modesa, Editorial Lautaro, Buenos Aires, 1949

“Leí su libro. Apreciación sintética: bueno. Si se tiene en cuenta que ha sido escrito por una mujer: muy bueno. (...) Su fuerte, no obstante, a mi juicio, es su punto vulnerable. Porque su fuerte –el psicoanálisis- es un arma de dos filos. Para frecuentar los llamados ‘territorios nocturnos del alma’ y proyectar allí alguna luz se requiere una valentía y una franquea difícil en el hombre, casi insalvable en la mujer.(...) Insisto, para su gobierno, que Usted tiene condiciones literarias nada frecuentes en la mujer.” Elías Castelnuovo, 1949, en una carta a propósito de La Casa Modesa.

(...) “Resulta instructiva su lectura para todo aquel que alguna vez haya querido investigar el margen existente entre el escritor y el literato (...) Hay la indiscutible presencia de una escritora original, que nos introduce además en el complejo mundo femenino, siendo éste un testimonio valioso que no siempre percibimos en las mujeres que escriben (...) Demuestra, además, cómo la verdadera captación de la realidad, más compleja de lo que comúnmente se cree, puede llevar a la creación puramente fantástica.” Bernardo Verbitzky, 1949, sobre La Casa Modesa.

“F.W. ofrece un cautivante reflejo del mundo actual a través del temperamento y las reacciones de su personaje femenino central, neurótico y cambiante, dolorido, temeroso y audaz al mismo tiempo. (...) Pocas veces es dable encontrar el estado de neurosis femenina expuesto con mayor fidelidad y tonos más certeros para alcanzar la sensibilidad del autor. Bastará para probarlo la lectura de ‘Angustia’, que sobrecoge por la exactitud de su pintura (...) F.W. muestra una familiaridad no corriente con el psicoanálisis y la psicología profunda y se nos revela como una autora de condiciones excepcionales.” Diario La Capital, Rosario, 22.VIII.1949

“F.W. es una escritora de relevantes cualidades. Su obra (...) es el conflicto de la hora presente a través del temperamento de una mujer; o mejor dicho, es el reflejo psicológico de ese conflicto con su secuela de angustia y desesperación. La Casa Modesa es una obra fecunda y trascendente, tanto como denuncia y como exposición psicológica del conflicto integral de la época.” Ramón Amaya Amador, Córdoba, 1949

(...) “La Casa Modesa es un libro cruel. El libro de la angustia. (...) El clima torturante de la angustia va en crescendo desde el primero hasta el último de los relatos, encadenándolos entre sí por medio de la protagonista. Es este estado el que provoca el estremecimiento constante que transcurre entre la realidad y los sueños, cuando el pensamiento toma forma y se corporiza para adelantarse o eludir los sucesos (...) Con nobles elementos estéticos la autora construye su obra, esta obra viva y dolorosa, siempre personal. Su autora logra así un lugar entre las letras.” Diario Crítica, 1949.

(...) “Juzgada por un comité convertido en tribunal literario, La Casa Modesa sería condenada por burguesa, por minoritaria. Vista desde este ángulo, F.W. es excesivamente sutil. Comete el pecado de actuar con intención revolucionaria dentro del arte. (...) Su expresión, en muchas de sus páginas alcanza el grado de lo hermoso (...) hasta alcanzar resonancias de universalidad”. Diario La Nación, 1949

Nota: El hipotético tribunal al que alude el comentarista de La Nación existió. Fue convocado, sin la presencia de la autora, por la Comisión de Asuntos Culturales del PC para juzgar las “desviaciones formalistas y burguesas” del libro. En esa reunión, el escritor Gerardo Pisarello defendió firmemente a F.W. y advirtió sobre los riesgos de “mutilar la libertad creadora que necesita un artista para reflejar su mundo de experiencia”. En los párrafos más salientes de su intervención –que años después (1968) le hizo llegar a F.W.-, señaló: “Resulta casi siempre nocivo para toda obra artística forzar las situaciones para condicionarla a una solución política que no le corresponde a ella darla. Por ese camino se le impone a esa obra la exigencia del panfleto.” Añade Pisarello que “en la novela de Fina predominan las sensaciones de angustia y de impotencia de una mujer sitiada por una realidad”, y se pregunta: “¿Le está vedado a un escritor comunista retratar ciertos tipos de personajes, reflejar determinados tipos de psicologías en sus novelas? Si se aceptara esto como norma, sería contraproducente” y el escritor viviría “siempre bajo el temor de herejía política. Y esto no haría sino conspirar contra su obra. Lo condenable es hacer mala literatura, sea su tema revolucionario o no.”

Otro documento revelador de esa polémica interna, es una larga carta del poeta Simón Contreras a F.W., de la que se transcribe un párrafo.

“Estimada Fina: He leído La Casa Modesa de un ‘tirón’, es decir, interesado por su texto y apresado por el mensaje dramático que de él trasciende más allá de la voluntad de creación. Creo que realiza Ud. un verdadero aporte a nuestra literatura y le considero la mejor entre los escritores de nuestro Partido, incluyéndome con honor por supuesto. No es casual que Ud. tome el toro por las astas y se sumerja en la literatura de imaginación. (...) Dispense Ud. mi precaria condición de crítico. Deseo, únicamente, dejar constancia escrita de mi actitud ante su libro. Por otra parte, siento una profunda indiferencia por la crítica literaria sin genialidad, esa misma que no ha logrado captar que es Ud. una escritora de raza y que acaso, lo más celebrable de su libro sea lo que significa como anticipo de una gran carrera de artista. Simón Contreras, El Palomar, 17 de octubre de 1949”.

Miembro fundador de la mítica Asociación Arte Contreto-Invención, Simón Contreras fue co-firmante del Manifiesto Invencionista, junto con Edgar Bayley, Manuel Espinosa, Alfredo Hlito, Raúl Lozza, Tomás Maldonado, Enio Iommi y Primaldo Mónaco, entre otros. Este célebre documento apareció en la revista Arte Concreto N° 1, 1946 y fue el punto de arranque de la primera vanguardia orgánica de la Argentina y América latina, integrada por artistas plásticos y poetas, como Bayley y Contreras. Casi todos sus integrantes eran miembros del comunismo local pero tras los ataques de Zhdanov, en la URSS, al “arte formalista” y “decadente burgués”, fueron forzados a abandonar sus filas. La parte final de la carta de Contreras alude, evidentemente, a que La Casa Modesa fue silenciada en la prensa partidaria de entonces.

El hilo grabado, Editorial Futuro, Buenos Aires, 1961

“Usted es una escritora hecha. No una ‘literata’, sino una creadora. (...) Sabe evocar, ahondar en el alma, y decirlo con la tensa voz de los escritores verdaderos. (...) Sepa que la cuento entre nuestros mejores narradores de hoy.” Fermín Estrella Gutiérrez, 1965, en una carta a propósito de El hilo grabado.

(...) “Rumoroso caudal de almas que pasan. (...) F.W. es una observadora sagaz y humana que parece ir con una lupa para ahondar en esos seres anónimos, sus personajes. (...) Todos tienen una tremenda belleza, transmitida por el sentimiento de vivir de la autora. Los cuentos se leen en profundo e invaden el espíritu como una grave música de cámara”. Diario La Razón, 1961.

(...) “Este libro pone en órbita a una escritora de fuste. (...) El hilo invisible que enhebra los relatos está en la rueca de la pasión humana, del fervor por la criatura humana. Su obra es esencialmente poesía”. Revista Presente, 1962.

(...) “F.W. se define bien gracias a la concisión del estilo y al interés breve y fulminante de la trama. Controla su capacidad poética y pocas frases le bastan para perfilar sus dolientes personajes. (...) El acto puro guía su estilo seguro.” Ulises Petit de Murat, 1961.

“Queda en pie la cuestión de la innegable capacidad literaria de la autora; pocos libros se han escrito estos últimos tiempos con parecido despliegue de recursos técnicos. El despertar de las mariposas, trata con hermoso simbolismo y ternura pocas veces vista el despertar sexual de la niña en un mundo hipócrita y superfluo.” Zamudio Barrios, Cuadernos de Cultura, 1962.

Hombre-Tiempo. Secuencias de Amós, Edición del Botero, Buenos Aires, 1973

“...es posible abordar esta serie de relatos desde un ángulo al cual retornan con insistencia: se trata de ese cruce de caminos la cual F.W. se torna, al mismo tiempo, artífice y crítica de su propio material. (...) Esto señala el compromiso que la autora establece con la literatura: no se trata para ella de utilizar las palabras como simples mediadoras de consignas y de ideas monótonamente repetidas, sino de convertirlas en núcleos a partir de los cuales se va fraguando una realidad distinta. Se trata, en definitiva, de convertir el lenguaje en un camino a través del cual surgirán las imágenes y obsesiones de un tiempo interior...” Norberto Soares, semanario Acción, 1973.